Autor: Claudia Gray.


Se me hizo llamativa esa aura de misterio con la que comienza, en la que se aparenta normalidad y nos intenta despistar un poco sobre quién es qué. Tal vez de las características que más me atrajeron: el descubrir qué sucede en la academia. Aun así, cuando se revela la verdad, el giro en el argumento que acontece —al menos a mí— me llegó a sorprender de buena manera. Y, una vez conocida la realidad de la academia Medianoche, muchas cosas tuvieron mayor sentido.
Y así como esa parte de la trama fue mi favorita, de lo que menos disfruté fue a su protagonista, Bianca. Para empezar, se nos presenta como tímida y marginada y, aunque cae en el estereotipo de «no es como las otras chicas», esas características se acentúan más en su descripción que verse reflejadas en sus actos. Como persona realmente tímida —sobre todo en mi adolescencia, cuando lo leí por primera vez—, me sentí algo engañada con esa falsa representación. Pensé que se trataría de unos atributos que la definirían o que al menos tendrían relevancia y, sin embargo, no afectan demasiado su vida; de hecho, termina por hacer unos cuantos amigos sin dificultad alguna.
Ya desde ese punto, no logró convencerme y supe que tenerla
de narradora de seguro me terminaría exasperando —en este libro no tanto, pero ocurrió
en los siguientes—. Tenía, además, varias contradicciones que en lugar de volverla
compleja, la convertían en un personaje inconsistente. Por otro lado, teniendo
en cuenta que se trata de una adolescente, mi crítica en ese aspecto se
aliviana. Como elemento positivo, solo puedo decir que me interesó ver cómo se
representaba su miedo a no querer ser lo que se suponía que debía; y la manera
en que está, de cierta forma, entre dos mundos, sin poder encontrar su sitio.
En contraparte, Lucas me generó mayor simpatía. Sin ser un
personaje que adorara, se entiende lo que hace y por qué; se mantiene firme a
un plan, a pesar de que este conflictúa con sus nuevos sentimientos. De
cualquier modo, no se lo explora demasiado, pues tenemos solo el punto de vista
de Bianca y ella no lo conoce en profundidad todavía. En resumen, sensato,
correcto y sin gran destaque.
En cuanto a la pareja, por desgracia, tampoco fue algo que
disfrutara en exceso. Su enamoramiento sucede muy rápido y me costó creerlo.
Sumado al hecho de que era casi obsesivo y poco saludable, aun teniendo en
cuenta las circunstancias y la explicación que se le da. Entiendo que se implementó
el —tan usado— recurso de Romeo y Julieta, pero en lo personal prefiero
relaciones que no se sientan como dependencia. Porque, encima, me resultaba un
poco cansino de leer a Bianca fantaseando con Lucas tan seguido.
No obstante, debo admitir que tenían algunos momentos
bonitos, no todo era hastiante. Recuerdo en especial una o dos escenas entre
ellos que me parecieron significativas y que demostraban un verdadero
acercamiento. En sí, creo que funcionaban como pareja, solo que hubiese
preferido menos intensidad —aunque, de nuevo, eran adolescentes, pedirles
madurez es quizá injusto—.
Por otra parte, los amigos de la protagonista sí me
agradaron y, sobre todo, sus interacciones con ellos; ya que eran muy
diferentes entre sí y por tanto mostraban una faceta nueva de Bianca al estar
con ellos, y lo mismo con sus padres. De igual modo, era grato desviar el foco
de la pareja protagónica durante un tiempo, para evitar que esta saturara en
demasía.
Por consiguiente, considero que los personajes secundarios tuvieron
una buena participación, logrando capturar el afecto o antipatía del lector, en
mayor o menor medida. Se los nota bastante bien caracterizados, con
personalidades definidas y distintas entre sí, incluso sin haber ahondado tanto
en ellos. En lo particular, me agradó y llamó la atención Raquel, y encontré interesante la
subtrama de Erich.
Como mencioné al principio, me cautivó la atmósfera que se
percibe en la academia: la solemnidad y antigüedad del lugar que se unificaban
con el misterio y la obscuridad que caracteriza a los seres que lo habitan
—aunque sin llegar, por supuesto, al nivel que una novela de terror podría—.
Medianoche impone su presencia en la lectura, y contribuye a que el lector
pueda sumergirse en la historia con mayor facilidad.
Al tratarse de una obra muy dirigida al público juvenil, es
sencilla de leer; con un lenguaje simple y directo. Asimismo, los problemas son
resueltos con rapidez —incluso, diría que sin el suficiente desarrollo en
algunos—, y de inmediato se plantea un nuevo obstáculo. Por tanto, resulta una
lectura dinámica, que no deja oportunidad para el aburrimiento, pero tampoco
para una exploración exhaustiva de sus personajes.
Si bien en aspectos generales se siente predecible, por caer en tópicos y personajes estereotipados, no puedo negar que consiguió atraparme, sorprenderme con ciertos giros y mantenerme expectante. Razón por la que, pese a sus carencias, lo considero un libro correcto y entretenido.
Sobre el final no quiero desvelar demasiado, solo diré que lo encontré acertado: un buen cierre que proporciona, a su vez, la intriga suficiente para querer seguir con la saga, pues denota que todavía falta mucho por acontecer y descubrir.
Una novela juvenil que no sobresale, de la que no podemos esperar gran profundidad en su trama o personajes, pero que funciona si la única pretensión es pasar un rato ameno. La protagonista y el romance son sus puntos más débiles, mientras que la ambientación, los personajes secundarios y el leve misterio podría ser lo destacable.
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(...) Todo lo demás dejó de tener importancia; solo pensaba en Lucas y en lo cerca que lo tenía, en el aroma a cedro de su piel, en el modo en que respirábamos juntos cuando nos besábamos, como si fuéramos dos partes de una misma persona. (...)



¡¡Hola!!
ResponderEliminarEl libro tiene un curiosa portada, creo que me gustará jeje
un abrazo!
La verdad es que la portada me sigue pareciendo bastante linda, sí...
Eliminar¡Saludos! :)