Título: Frío.
Título original: Wintergirls.
Idioma original: Inglés.
Autor: Laurie Halse Anderson.
Páginas: 237.Autor: Laurie Halse Anderson.
Editorial: Roca.
Año de esta edición: 2010.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Saga: Libro autoconclusivo.
No debo comer. No debo comer. No debo comer.
No debo comer. No debo comer. No debo comer.
Lia se repite constantemente que no debe comer. En su vida sólo hay sitio para contar las calorías, para hacer ejercicio cuando la han obligado a ingerir una cantidad de alimentos que ella considera excesiva. Siempre. Pero ahora su amiga Cassie, con quien llegó al terrible pacto de convertirse en la más delgada del instituto, ha muerto y la persigue en sus sueños, porque se la quiere llevar con ella, no quiere estar sola al otro lado...
(Se ha modificado el 27/02/2018)
Hay tanto que se puede hablar de este libro, que
posiblemente esta reseña se quede muy corta, pero haré el intento y hablaré a grandes rasgos de mi opinión.
Me llamaba muchísimo esta obra desde la primera vez que la
vi y leí su sinopsis, ya que nunca había leído algo similar y quería saber cómo
era tratado el tema por la autora. No tenía expectativas excesivamente altas,
pero sí muchas esperanzas. Para mi suerte, creo que tanto el planteamiento de
la trama como la escritura favorecen mucho a este libro y terminé encantada con
él.
La historia es de cierta forma sencilla, pero a la vez no.
Si bien no hay grandes conflictos o enredos, la temática en sí misma me parece
suficiente compleja, por lo que dificultar más las cosas era innecesario.
Por tanto, aunque la trama siga simplemente la vida de Lia,
esta está llena de obstáculos. Problemas, principalmente, dentro de su mente,
con sus sentimientos y sus miedos. Hilando esto con la vida diaria, luego de lo
ocurrido con Cassie, y los recuerdos, tanto de su tiempo con ella como cuando
era feliz con su familia.
Este enfoque podría flaquear si no fuese por dos grandes
elementos que posee esta obra, y el primero son sus personajes. Especialmente,
su protagonista. Lia está fantásticamente construida, se siente muy real, con problemas que cualquier adolescente podría tener, y te hace
quererla rápidamente. Transmite sus emociones sin esfuerzo, haciendo que se la
pueda entender, y creando la necesidad en el lector de verla mejorar y superar sus
dificultades.
Además, adoré la forma de mostrar sus diferentes relaciones,
especialmente con sus padres, madrastra y hermanastra. Ella se comporta muy diferente
con cada uno de ellos, enseñando así una distinta faceta de sí misma y haciendo
visible su complejidad. En lo personal, amaba ver sus interacciones con su
hermanastra, ya que solo con ella dejaba salir su lado protector, amable y cariñoso,
y resultaba un gran contraste con la Lia que se veía la mayor parte del tiempo.
Quizá en cuanto a personajes, con quien quedé un poco
insatisfecha fue con Elijah. Esperaba un poco más de participación por su
parte, y me quedé con las ganas. Quiero decir, es un personaje curioso y
particular, pero siento que está allí solo para guiar y ser el soporte de Lia y no porque realmente se le dé
importancia como personaje. Y respecto a
Cassie —que no la he mencionado aun, cuando es sumamente importante en la
historia—, creo que fue la manera perfecta de mostrar el miedo y las
inseguridades de Lía.
En cuanto a esto, y pasando ahora a mencionar aspectos de la
escritura —el segundo gran elemento de soporte a la historia— que me gustaron y me resultaron interesantes; estaban, por ejemplo, algunas
frases que torturan la mente de Lía a lo largo de la historia. Estas se
reiteraban una y otra vez, recordándonos siempre su sufrimiento y remordimiento.
Otra particularidad que me llamó la atención fue la exacta
descripción de las comidas, por supuesto, para resaltar el constante hambre que
sufría la protagonista. Y también la utilización del tachado de palabras —sus
verdaderos pensamientos y deseos, que no se permitía a sí misma tener—. Estos
detalles le sumaban muchísimo al ambiente, a comprender a la protagonista y a
darle un toque especial al libro.
Pero, dejando eso de lado, la escritura de la autora era
fascinante. Llena de metáforas y otros recursos más comunes en la lírica que en
la narrativa, otorgándole así un carácter único a esta obra, pero que tampoco se
volvía excesivo ni saturaba.
Es, por tanto, un libro fácil de leer. Bastante corto y
ligero, con buen ritmo. Y, aunque al comienzo pueda parecer que no está
ocurriendo mucho, el desarrollo de personajes que se realiza al principio es
indispensable para cuando la situación explota.
A pesar de estar tratado muy bien, con el suficiente
realismo e incluso algo de crudeza, esto combinado con ese toque casi poético
que tiene, y un poco de humor en los momentos adecuados, logra que no se vuelva
pesado o abrumador.
Ya hablando de la conclusión del libro, fue muy acertada. Me
gusta como el desencadenante de la situación al final no es tanto un momento en
específico sino el recorrido que vamos viendo a través de todo el libro. También
me parece correcto que sea esperanzador, pero no algo forzado que rompiera con el
realismo que había estado trabajando hasta ese momento.
Y más allá de todo, en lo personal creo que lo fantástico de
este libro es como no te deja indiferente. Te hace pensar, reflexionar y te
impacta. Recuerdo que la primera vez que lo leí le estuve dando vueltas en mi
cabeza unos cuantos días. Y eso es algo que no mucho libros consiguen, por lo que no puedo dejar de recomendarlo.
Considero que la autora realizó un trabajo fantástico con
este libro; la documentación, la caracterización y desarrollo de los personajes,
la estructura y la escritura, todo está hecho y combinado de una forma increíble,
dando así un resultado excelente.
|
¿Cómo lo hace? Ya no recuerdo qué es comer sin planearlo, sin contar las calorías y el contenido graso de los alimentos; sin medir mis caderas y muslos para decidir si lo merezco, lo cual normalmente suele ser que no, no lo merezco. Así que me muerdo la lengua hasta que sangra y mantengo la boca cerrada con mentiras y excusas mientras una lombriz ciega serpentea por mi tráquea, resoplando y abriéndose camino hasta mi cerebro.