viernes, 14 de septiembre de 2018

Reseña: Q10

Título: Q10.
Título original: Kyuuto.
Idioma original: Japonés.
Actores principales: Takeru Sato, Atsuko Maeda, Misako Renbutsu y Kento Kaku.
Género: Romance, ciencia ficción, drama.
Año: 2010.
País: Japón.
Episodios: 9.
Duración aprox. de los episodios: 46 minutos.
Heita (Takeru Sato) es un chico normal de secundaria que aún no ha mostrado un interés real en el romance. Sus días transcurren tranquilamente hasta que se encuentra con una chica robot —Q10 (Atsuko Maeda)— abandonada y, sin quererlo, la activa.

A partir de ese momento, ambos comenzarán a vivir diferentes experiencias que les harán aprender sobre la amistad, el amor y la vida.

Esta serie la encontré recomendada en un blog hace ya unos cuantos años, la vi por primera vez para intentar quitarme otra obra de la cabeza, y más que nada porque era bastante cortita. Debo decir que, aunque me lo pasé estupendo mirándola, se borró de mi memoria tan rápido que tuve que volverla a ver para hacer la reseña, puesto que no recordaba prácticamente nada.

El argumento empieza siendo algo típico, pues las tramas donde un chico encuentra a una chica robot, en Japón, son bastante común; sin embargo, me gustó mucho cómo se trató aquí. No se centra por completo en esta idea, sino que se irán revelando las diferentes historias, dificultades y pensamientos de varios personajes. En lo personal, me encantó esto porque hizo que el conjunto fuese más dinámico y entretenido.

Por su parte, los personajes no caen en ser absolutos estereotipos. Algunos comienzan algo flojos, pero logran ganar carácter y consiguen tener una personalidad definida. La variedad también ayuda, y me agradó las relaciones que van formando, tanto amorosas como de amistad o admiración. A mi parecer, cuenta con un buen elenco de personajes.

Aun así, estos pueden resultar un poco extraños —en especial al principio, ya que luego uno se acostumbra a sus personalidades—, más que nada por las actuaciones un tanto exageradas de los actores. Y no es solo uno o dos, todos poseen comportamientos extravagantes o reacciones desmedidas, que si bien por un lado dificultan el realismo, por el otro contribuyen mucho al humor.

Hablando de actuaciones, tengo que hacerle una mención especial a la protagonista. Su interpretación de la robot me fascinó: entre el gran desempeño de ella y los efectos de sonidos que se utilizaban con acierto para sus movimientos, convencía de que se trataba de una máquina.

Pese a que conocer a todos los personajes me agradó, ninguno de ellos me cautivó por completo. Las historias eran interesantes, pero no me generaban ningún sentimiento especial. Algo extraño en mí ya que suelo adentrarme al argumento y conectar rápido. Esta creo que fue la principal razón por la que, aunque disfruté mirándola y hasta encontré algunas cosas que en verdad me encantaron, se me hizo muy fácil de olvidar.

Además de las escenas de amistad, que posee algunas muy bonitas, el romance también está bien llevado. Me atrajo tanto en la pareja principal como en las de otros personajes; se maneja un amor muy tierno, profundo y sincero. En los protagonistas puede parecer que comienza deprisa, sin embargo, el desarrollo va a un ritmo correcto.

La verdad es que supieron resolver la serie de manera acertada. Para ser tan pocos episodios, la trama se adapta a la perfección y no lo sentí para nada apresurado. Quedé conforme con cómo se lleva toda la situación: primero apela a un humor que funciona bien, pues tiene escenas divertidas que amenizan adecuadamente los capítulos; luego se inclina hacia el romance y por último se centra en el drama e incluso algo de tensión por el misterio que envuelve a Kyuuto —Q10—. Fue una correcta forma de exponer el argumento y llevar al espectador por él explorando diferentes emociones.

Asimismo, el guion me gustó lo suficiente. Cuenta con diálogos muy interesantes a pesar de que a veces quedan poco naturales. El recurso de la voz en off del protagonista me encantó, pues creo que ayudó mucho a comprenderlo y sentirlo cercano. Por otro lado, la música me pareció correcta, aunque sin gran destaque. No obstante, en las escenas sin diálogos —que son bastantes— contribuye a crear el ambiente apropiado.

Logran generar momentos muy bellos con escenarios simples. También captó mi atención, como un detalle, que tiene algunos ángulos de cámara poco comunes. Y, en general, con esa iluminación cálida en la mayoría de las escenas consiguen un ambiente nostálgico que combina a la perfección con la historia. Por lo que, en el apartado visual, si bien no llega a ser maravilloso, se presenta con un toque único y llamativo.

Creo que, aparte de lo que ya mencione sobre los personajes, lo único que no llevaron como es debido fue el realismo. Y, por supuesto, no me refiero al hecho de que convivieran con una robot, porque eso se sentía natural, sino a las actitudes o situaciones absurdas en las que a veces caían los personajes.

Para ir terminando, diré que el final me gustó mucho. La resolución del misterio me resultó adecuada, así como la manera en que transcurren los últimos capítulos: sin apresurarse. Quedó muy bonito y coherente con lo anterior, por lo que me dejó satisfecha.

Una serie con trama y personajes entretenidos, que organiza y equilibra cada uno de sus componentes, desarrollándolos de buen modo y dándoles, al final, una conclusión digna. Aunque no llega a sobresalir, se disfruta siempre que no se tenga altas expectativas.

Amé a Kyuuto tanto como amé al mundo.

domingo, 2 de septiembre de 2018

Reseña: Toren

Título: Toren.
Título original: Toren.
Idioma original: Portugués.
Creador/Desarrolladores: Swordtales.
Género: Acción, aventura, puzles.
Plataformas: PC y Playstation 4.
Modo de juego: 1 jugador.
Año: 2015.
País: Brasil.
En Toren, controlaremos a Moonchild, una chica nacida en una torre mágica, y que tiene el objetivo de llegar hasta la parte superior de la misma. 

Comenzaremos con ella como un bebé; crecerá y se desarrollará a medida que sube los niveles de la torre, resolviendo puzles y evitando las trampas hasta derrotar al dragón que vive en la parte superior. Además, tendrá visiones sobre un mago, su propio origen y la naturaleza de la torre, que la ayudarán en su camino.

Recordaba haber visto hacía tiempo un video sobre este juego que me había encantado, en especial el apartado visual. Por lo que, cuando tuve la oportunidad, no dudé en probarlo.

La trama, aunque en una primera instancia pueda parecer simple y de escasa originalidad, lleva consigo un montón de mensajes y reflexiones sobre distintos aspectos de la vida que se me hicieron muy interesantes. Además, me gustó mucho cómo, al avanzar, comprendes mejor ciertos sucesos o diálogos que se presentan en el principio. Sin embargo, y por desgracia, sentí que algunas ideas quedaban sueltas y no lograban llegar a lo que se quería contar, terminando por ser algo confuso.

Aparte de la historia central, el jugador se puede adentrar en los sueños de la protagonista: otro lugar lleno de enseñanzas y hermoso en ambientación, pero que en algunos casos intenta recrear conceptos que no alcanzan a quedar claros. De cualquier manera, los sueños sirven como una especie de tutoriales para aprender estrategias que se utilizarán luego y, agregándole los escenarios fantásticos y la mecánica de juego, consiguieron que los disfrutara bastante.

Es bueno que a pesar de intentar ser una experiencia con trasfondo profundo, se haya adaptado bien la jugabilidad; la cual es variada y se podrá encontrar partes que recuerdan a las plataformas, así como puzles o batallas. Pese a que no resalta o innova demasiado, me gustó y entretuvo mucho.

Un tema que vi flojo fueron los personajes. No tenían verdadera personalidad y se notaban como herramientas para guiarnos en el viaje, en vez de personajes en sí mismos. La protagonista es a la que más se le echa en falta esto; su falta de reacción hace que se perciba como un personaje lejano, con quien uno no logra empatizar ni conectar del todo. Incluso utilizando el recurso —que adoré— de poder atravesar con ella su crecimiento, no llega a provocar sentimientos en el jugador, que podría haber sido una gran forma de internarse mejor en el argumento.

En cuanto a la dificultad, esperaba mayor complejidad, pero terminó siendo normal. Salvo algunos momentos donde hay que utilizar la velocidad, los puzles que se plantean no tomarán demasiado tiempo. Y esto va ligado a la corta duración, que también fue algo que me sorprendió, pues creía que sería de una mayor extensión a la que me acabé encontrando; sin embargo, este punto no me resultó negativo: tal vez habría llegado a ser repetitivo de prolongarlo. Creo que tal cual quedó fue el punto apropiado.

Visualmente es cautivante. Si bien es cierto que para su época los gráficos quedan muy atrás, con texturas en ocasiones muy malas y expresiones pobres en los personajes, el entorno en general es agradable. Como mencioné ya, la ambientación es estupenda. La iluminación aporta mucho y, en lo personal, me pareció muy conveniente como se aplicó, junto con esos detalles de partículas volando —un recurso simple que siempre aporta bastante—, como hojas o copos de nieve.

Los escenarios son otro de los grandes protagonistas. Me encantó la estética que crearon: ese estilo de ruinas que a su vez posee muchísimo color, junto a los vestuarios y el diseño de personajes forman un conjunto que queda muy bien y es bonito de ver.

En mi opinión fue certera la manera de incorporar los diálogos, así como toda la idea del pergamino —que era como se contaba la historia—, con frases cortas y hasta poéticas. Además de que iba con su estilo, se me hizo un modo atractivo de presentar el guion.

Para criticar, en el aspecto jugable, diré que los controles no eran de lo mejor, así como los movimientos de la cámara. No tanto porque fuera limitado el movimiento que se le permite al jugador, sino que en algunos puntos sus encuadres no resultaban muy adecuados. No obstante, debo aclarar que esto solo lo noté un par de veces. En su mayoría me agradó el uso de la cámara y considero que tiene momentos en que se emplea de modo muy interesante y poco visto. Y, por la parte de los controles, pese a que no eran de lo mejor a la hora de responder o de actuar, sí conseguían ser simples y entendibles.

En sí, es muy intuitivo, olvidando el hecho de que posee un pequeño tutorial, apunto a que se deja en claro —y es bastante obvio— qué es lo que hay que hacer todo el tiempo. Por esta misma razón, es muy sencillo progresar sin quedarse atorado. Otra característica que contribuye a su breve duración, igual que esta, es su recorrido mayormente lineal. Muy pocos son los lugares donde te puedes desviar a un camino secundario, y tampoco tiene la posibilidad de encontrar objetos coleccionables. Que esto en realidad va muy ligado a lo que pretende: se nota que busca destacar en mayor medida por su lado artístico.

La banda sonora es muy bonita, me encantó. Creo que junto con la estética es de mis componentes favoritos de este juego. Ayuda muchísimo a crear la ambientación deseada, las melodías son preciosas y hay una acertada variedad, sumándole una correcta utilización. Por lo que quedé muy conforme con la musicalidad.

Esta obra posee varios puntos muy favorables, y otros varios que se desaprovechan; no obstante, en mi opinión, su gran falla es no atrapar al jugador. La verdadera emoción escasea, le falta potencia, lo que lo vuelve incluso algo lento por tramos. Pueden ser varios de los elementos que mencioné los que causan esto; sea lo que sea, y a pesar de que me entretuvo y lo disfruté, le falta sustancia. Esperaba hallar una obra extraordinaria, pero no llega a ese nivel. Y, al no conseguir adentrarte, las ganas tremendas de avanzar que tenía en un principio se fueron diluyendo.

Aunque es un juego aceptable, muy bello en su estética y ambiente, pierde a la hora de conectar y lograr impacto en el jugador. Se siente como un proyecto que intentaba ser memorable y, por el planteo que siguió, terminó quedando mucho más atrás de lo que podría haber alcanzado.