Director: Gisaburō Sugii.
Tanto el rebaño de Mei, como la manada de Gabu, les obligan a alejarse de sus respectivas familias; la proximidad de ambos no es bien acogida por ninguna de las especies.
En primer lugar, es bastante común, sobre todo en historias para niños: el cuento de dos amigos poco probables que se unen por el poder de la amistad, en contra de cualquier pronóstico, y vencen cada obstáculo que se les plantea. Aquí se desarrolla bien, lo cual se agradece, pero también me produjo ciertas dudas que me impidieron creerme por completo el argumento.
Mi principal problema fue con la cabra, Mei, pues no me pareció coherente su accionar. Él posee una situación estable: encaja a la perfección en su rebaño, tiene amigos y a su familia allí, y no se lo presenta como un amante de la aventura, por lo que la situación planteada con él la sentí apresurada y, a su vez, poco creíble. Con el otro personaje no ocurre, ya que desde el primer momento se muestra que no está a gusto en donde vive y, por tanto, su evolución sí tiene sentido.
Dejando de lado eso, la amistad que nace entre ellos por
casualidad y que poco a poco crece, incluso con los peligros que eso supone, me
resultó muy bonita. Está claro que es el principal mensaje que intenta
transmitir esta película: que la amistad verdadera todo lo puede. Y lo cierto
es que, a pesar a sus pequeñas fallas, al final te deja con una sonrisa en el
rostro.
En cuanto a los protagonistas, están en ese punto medio de
no llegar a ser profundos ni tampoco tan genéricos: tienen algo de carácter y pueden ser entrañables. En
lo personal no conseguí encariñarme tanto con ellos, pero al menos me agradaron. El
resto de personajes sí son más planos: están allí solo para afectar a los protagonistas
y no porque de verdad importen; no obstante, dentro de este argumento y la
sencillez que alberga, no parecen muy necesarios.
Aunque el diseño de los personajes al principio no me convenció pues esperaba otra cosa, su estilo algo caricaturesco —sobre todo en los lobos— le queda bien y contribuye a generar comedia. De cualquier modo, un detalle que me llamó la atención fue que los lobos y los corderos tenían además una muy leve textura en sus pelajes que, sin ser demasiado perceptible, le daba una mayor personalidad al diseño.
Respecto a la música también es muy correcta. Posee unas melodías preciosas que acompañan de manera perfecta cada escena, teniendo un equilibrio justo entre sutileza y presencia, creando de esa forma una muy buena ambientación y ayudando al espectador a sumergirse en ella.
Si bien es cierto que es una historia para niños, y creo que
ellos podrían apreciarla mejor sin ponerse a pensar en sus fallos tanto como
yo, me pareció que las pequeñas partes de violencia que muestra —en especial
la del inicio—, pueden ser un poco chocantes para ellos. También es posible que
esté exagerando, después de todo, yo de muy pequeña miraba series que tenían
partes peores, pero lo dejo como advertencia.
En contraste tiene algunos momentos muy
tiernos provocados por la adorable relación que forjan Gabu y Mei, que
además cuenta con un acertado humor. Sin ser hilarante, al menos contiene unas
cuantas situaciones divertidas que pueden generar sonrisas. La comedia está en su medida justa, combinándose de modo apropiado con el
resto de géneros que posee. Por su parte, debo admitir que esperaba algo más
del drama, ya que, incluso aunque soy de emocionarme rápido, no me
consiguió afectar en ese aspecto.
Lamentablemente, considero que la duración se excede y llega
a percibirse larga. En mi opinión le sobran como unos veinte minutos
aproximadamente. Aun así, no resulta pesada o aburrida; entretiene, pero llega
un punto en el que notas que la situación se debería de estar cerrando y no
sucede.
No obstante, a pesar de tener unos cuantos clichés encima, lo que menos me gustó fue un recurso que usaron en la conclusión y que consideré por completo innecesario. Ya se utiliza demasiado en las series, dramas y sobre todo telenovelas, ¿qué necesidad de usarlo en películas animadas también?
Justo por eso, el final, siendo satisfactorio y reconfortante, me dejó de bastante mal humor por el hecho de que agregaran esa parte tan innecesaria. Salvando ese detalle, me pareció un desenlace adecuado y bonito, que encaja bien con el resto de la película.
Una historia linda, tierna y divertida, aunque
no muy original. La recomiendo para pasar el rato pues visualmente es preciosa
y se disfruta, pese a que no destaca lo suficiente como para permanecer mucho
en el recuerdo una vez terminada.
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—Pero ahora mismo, antes que la carne de cabra, prefiero a la cabra en sí.
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