martes, 4 de marzo de 2014

Reseña: Tomboy

Título: Tomboy.
Título original: Tomboy.
Idioma original: Francés.
Director: Céline Sciamma.

Actores principales: Zoé Héran, Malonn Lévana y Jeanne Disson.
Género: Drama.
Año: 2011.
País: Francia.
Duración: 1:22 hs.
Laure, una niña de 10 años, se muda con sus padres y su hermana pequeña a un nuevo vecindario. Allí hace nuevos amigos y el verano transcurre entre juegos y risas. Sin embargo, Laure tiene un secreto: se hace pasar por un chico llamado Michael. 

Mientras, Lisa, una chica del grupo, se enamora de ella creyendo que es Michael, lo que dará pie a ciertas situaciones comprometidas. 

¿Durante cuánto tiempo podrá hacer creer a los demás que es en realidad Michael? ¿Cuáles serán las consecuencias cuando se descubra su engaño?

Hubo una época en la que me interesé mucho por tramas sobre chicas tomboy y, por casualidad, me topé con esta película. Había visto unas cuantas antes y lo cierto es que me imaginaba encontrarme con algo similar, ya que suelen seguir un mismo patrón. Esta historia ciertamente lo hace, y dado que era lo que estaba buscando —además de tener la perspectiva de una niña, que la hace más inocente y tierna— me gustó bastante.

Como digo, al estar protagonizada por una niña tiene una especie de filtro que vuelve todo un poco más inofensivo. Esto, de cualquier manera, no evita que se vea a la protagonista sufrir —porque los niños pueden ser muy crueles, para qué negarlo— ni que haga reflexionar sobre cómo actúan los personajes y cómo actuaríamos nosotros en su lugar.

Los personajes están correctos, cumplen su función sin ser una maravilla. En lo personal, destacaría a la protagonista, Laure, pues me sentí muy encariñada con ella desde el primer momento. Es cierto que en ocasiones se la ve quizá algo inexpresiva, pero creo que a pesar de eso logra transmitir muy bien las emociones que está sintiendo, lo que desea y lo que planea. 

El resto de niños son un buen conjunto, aunque yo quedé cautivada en especial con la familia de Laure, y en concreto con su hermana menor. La relación que tenían era adorable y me enternecía por completo. El entorno familiar es muy amoroso y encontré fantástico que se recalcara el notable aprecio que se tenían entre sí, y que la protagonista siempre fue apoyada en sus elecciones.

Me encantó ver cómo, en la seguridad de su casa, Laure se muestra suelta, infantil y relajada, contrastando con su actitud frente a sus nuevos amigos, donde tiene que fingir y está constantemente tratando de encajar con el personaje que ella misma creó. Resultó interesante ver la forma en que toda esa nueva situación la va afectando desde ambos lugares.

Las actuaciones me convencieron. Hubo gran conexión entre la actriz principal y la que interpretaba a su hermana, lo que conseguía que sus escenas juntas fueran geniales; parecían hermanas de verdad, actuando de manera natural, al igual que ocurría con los padres. Por otra parte, la breve relación amorosa, a pesar de no ser de mis puntos favoritos del argumento, llega a ser convincente y bien llevada. 

La naturalidad es, de hecho, una de sus grandes virtudes. Los diálogos, las acciones y las interacciones entre los personajes se sienten casi espontáneas, y esto facilita mucho a que se pueda conectar rápido con ellos —en particular con las niñas, que se roban la pantalla cada vez que aparecen—.

En general, esta obra se caracteriza por la sencillez en casi todos sus aspectos. Su simpleza le va fenomenal y, para quien que no esté buscando una película trepidante, puede ser uno de sus elementos más positivos. Se desarrolla con un ritmo muy lento y tranquilo —algo que, por lo poco que he visto, parece ser típico del cine francés—; aunque sin aburrir, pues mantiene la expectativa.

Relacionado a esto, me llamó mucho la atención su falta de musicalización, puesto que, si no recuerdo mal, la única escena en que hay una canción es cuando los personajes están escuchándola en la radio. El resto transcurre solo con los sonidos del ambiente, lo cual permite que el espectador se concentre en lo que está viendo, sin que la música transmita algún sentimiento en particular; todo lo que se percibe es a través de las acciones, miradas y silencios del personaje —y, por cierto, varias escenas que ocurren justo así: ausentes de diálogo—, por lo que se vuelve bastante intimista.

El final puede resultar predecible, pues desde el primer momento se puede adivinar cómo acabarán las cosas. En lo particular, si bien no me agradó el accionar de determinado personaje en la conclusión, creo que era entendible, y que fue un desenlace acertado. La escena final me gustó mucho: fue el apropiado toque esperanzador que una historia como esta necesita. Y, de ese modo, me dejó satisfecha. 

Es una película linda, muy tranquila y sencilla, con un tema complicado que se torna un poco más tierno al tratarse con niños como protagonistas, y con un excelente reflejo de un buen entorno familiar. Pese a no ser grandiosa, sí es lo suficiente como para recomendarla a aquellos que disfrutan con obras de este estilo.

Escucha… No hago esto para herirte ni para darte una lección. Estoy obligada, ¿entiendes? No me molesta que juegues a ser varón, no vale la pena. Pero esto no puede continuar

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