Saga: Libro autoconclusivo.
John Tyree, es un un muchacho rebelde que vive en Carolina del Norte. Después de pasar una infancia complicada sin madre y con un padre obsesionado con la numismática, decide alistarse en el ejército para poder huir de su pueblo y de su disfuncional familia. Sin embargo, en uno de los permisos que se le conceden, volverá a su ciudad natal y allí conocerá a Savannah.
Las visitas de John a Savannah se suceden y en ellas el amor que sienten el uno por el otro no hará más que aumentar. John conseguirá además, con la ayuda Savannah, descubrir el porqué del alejamiento de su padre y reconciliarse con él.
Este fue mi primer contacto con el autor y, si no recuerdo
mal, también mi primera novela de drama romántico —no sobrenatural—, por lo que
estaba bastante entusiasmada con su lectura. Siempre he disfrutado la
combinación de estos géneros, así que este libro tenía muchas posibilidades de
gustarme y, por suerte, así fue. Tanto que me dejó con ganas de explorar más de su autor.
El argumento me pareció muy real y bien llevado, sin ser
extraordinario o súper innovador. Utiliza con acierto los elementos que posee,
y consigue hacerte encariñar con sus personajes simples pero carismáticos. Además,
pese a ser predecible, no es tan cliché como la típica novela romántica
contemporánea.
Comienza con un prólogo muy adecuado que nos presenta la
situación, los personajes y un breve atisbo de sus personalidades y lo que
ocurrió entre ellos. Lo considero un inicio interesante debido a que transmite cierto
aire nostálgico, incluso antes de saber qué fue lo que sucedió para que este se
perciba.
El principio de la trama también fue correcto, con John contando
un poco de su pasado: sobre su padre, las monedas, su infancia y adolescencia,
finalizando con su reclutamiento en el ejército. Todos componentes muy importantes
para él y que forjaron su personalidad hasta convertirlo en el hombre que era al
inicio de la historia. Y, pese a ser un recuento de vivencias, no me aburrió
para nada; por el contrario, lo encontré muy conveniente para conocer al
protagonista y su dinámica familiar.
Sus tres o cuatro personajes principales me resultaron muy
agradables. Algunos pueden ser quizá demasiado nobles, bienintencionados y casi
perfectos, pero me gustó que todos en algún punto cometen sus errores y, aunque
no son los personajes mejores construidos que se pudiera crear, son coherentes
y con suficiente personalidad como para que conectes con ellos y te hagan
sentir empatía, que es esencial en esta trama.
Para mi sorpresa, lo que más me cautivó de la historia fueron
las relaciones familiares. Después me daría cuenta, al leer otras obras de él,
que en general es de mis aspectos favoritos de Sparks: el cómo construye el
amor filial, principalmente entre padres e hijos. Es a través de estas
relaciones que los personajes suelen mostrar su evolución, así como logran
generarme mayor cariño por ellos.
Por su parte, el romance, aunque comienza muy rápido y es
claro que hay una atracción desde el primer momento, se le da bastante tiempo
para desarrollarse. Es cierto que el enamoramiento sucede en un corto plazo, no
obstante, a la hora de leerlo, con todas las circunstancias que se nos
presentan y el avanzar de los sentimientos y pensamientos de John, no se siente
para nada apresurado. De hecho, casi la mitad del libro se enfoca en el cómo
inician y refirman su afecto, dejando lo que queda para enseñarnos otras
facetas de John y el desenlace de su romance con Savannah.
Si bien la primera parte se me hizo muy amena y me encantó,
la segunda me atrapó de igual modo. Las páginas dedicadas a su servicio en el
ejército no fueron de mis preferidas, pero incluso alguien como yo, que no
disfruta del relato bélico, puede pasar por ello sin que resulte pesado. Y, por
supuesto, el profundizar en la relación paterno-filial, como ya mencioné, fue
de mis elementos favoritos; aprecié mucho la nueva forma de ver y tratar a su
padre que tenía el protagonista en esa la última parte.
Volviendo al romance, siento que la relación se establece de
manera natural y fluida, tanto a través de diálogos bastante mundanos como de
momentos de mayor significado. Posee escenas preciosas que, junto a la
ambientación veraniega que le otorga el lugar donde se encuentran, forman estampas
preciosas de imaginar.
Esa es otra de las características que me conquistan del
autor: siempre relaciono sus libros con el verano, no solo por la ligereza con
la que se leen, gracias a su ritmo ágil, sino por la atmósfera general de la novela. Ya que, aunque sus
historias no siempre terminen bien, para mí resulta grato leerlas, pues su
estilo de escritura consigue adentrarme pese a ser sencillo. Son una apuesta
segura cuando quiero un drama romántico para relajarme luego de una obra densa.
Por supuesto, aquellos que no gusten de este género no
deberían ni acercarse, porque tiene mucho tanto de romance como de drama. En lo
personal no la encontré empalagosa, pero quizá sí un poco melodramática. De
todos modos, puedo disfrutar de ese componente mientras no se vuelva absurdo o
exagerado.
Y, finalmente, sobre la conclusión diré que
me agradó. Se veía venir en las últimas páginas, dado que la situación era tan
complicada que era difícil salir de ello sin que alguno de los personajes
sufriera. Sin embargo, lo sentí bello y conmovedor, un cierre muy adecuado que
me dejó igual de satisfecha que triste.